(CNAd/InfoCatólica) «Creo que sí puede unir a la gente», con esta apreciación describe el cardenal Gerhard Müller en una entrevista con el semanario católico Die Tagespost el potencial del papa León XIV para superar tensiones entre América del Norte y del Sur, así como entre distintos sectores políticos.
Müller ve en el origen, la capacidad lingüística y la historia de vida del nuevo papa una oportunidad única para el entendimiento:
«Él ya habla ambos idiomas, inglés y español, y eso ayuda mucho, porque no hace falta recurrir a traductores».
Müller conoce la realidad eclesial y social de América Latina por experiencia propia. «La primera vez que estuve fue en 1988 en Perú», contó el cardenal. En aquella ocasión, participó junto a profesores de teología de Alemania y Austria en un seminario con Gustavo Gutiérrez, «uno de los fundadores de la teología de la liberación, quien también le dio ese nombre».
Ese primer encuentro fue el inicio de una relación de muchos años: «Hasta el primer año de mi episcopado en Ratisbona –2002– estuve casi todos los años, una o incluso dos veces durante las vacaciones de semestre».
Al ser preguntado sobre cómo valora el papa León XIV la situación del continente, Müller explicó:
«Cuando lo conocí hace dos años, al principio pensé que era peruano, por lo bien que habla español».
Considera la elección de León XIV como papa «una afortunada coincidencia». Así lo expresó:
«Es, por así decirlo, providencial que en su persona y con su trasfondo vital una ambas Américas».
Esta unión también se refleja en la vida eclesial: «Santa Rosa de Lima es también patrona de ambas Américas. Antes siempre se hablaba de “las dos Américas”». Asimismo, Guadalupe tiene una importancia central como lugar de peregrinación mariana para todo el continente.
En cuanto a la dimensión política del pontificado, Müller subrayó que el papa León XIV no es un adversario ideológico de determinados jefes de Estado:
«El Papa y la diplomacia vaticana no son un contrapunto político dentro del enfrentamiento regulado de partidos democráticos frente a este o aquel gobierno americano, sino la conciencia moral de todos los poderosos terrenales».
El objetivo de la Iglesia no es ejercer influencia política. En cambio, se trata de «compartir la verdad divina sobre el ser humano, su dignidad y su destino final en Dios».
El cardenal también se pronunció sobre Donald Trump: «Yo también hablé una hora con Donald Trump después de su primer mandato», relató Müller. Hay que distinguir entre la persona real y la imagen que dan los medios: «Él viene del mundo empresarial, pero es un hombre que, de alguna manera, quiere hacer el bien».
De manera similar se expresó sobre JD Vance, quien fue acompañado teológicamente durante su conversión al catolicismo. Sobre él dijo Müller: «Su fe tiene un nivel teológico reflexivo».